Radiando la Luz Divina
- Henley Samuel

- Apr 15
- 5 min read
Abril 15, 2025

Hoy, abracemos nuestra identidad divina como hijos de Dios. Esto no se trata solo de sentirnos espiritualmente elevados; se trata de reconocer quiénes somos verdaderamente en Cristo y vivir desde esa posición de autoridad. Prepárate para ser transformado mientras exploramos poderosas verdades bíblicas que iluminarán tu camino y elevarán tu caminar espiritual.
La estrategia del enemigo
El enemigo tiene una estrategia constante: mantenernos inclinados. Tal como vemos en Lucas 13, donde una mujer estuvo atada durante 18 largos años, encorvada e incapaz de enderezarse, el enemigo quiere mantenernos en una posición de debilidad y derrota. Quiere que seamos la cola, no la cabeza. Desea vernos agobiados por los desafíos de la vida, sin nunca estar en nuestra plena estatura en Cristo.
Pero cuando Jesús encontró a esta mujer, hizo algo extraordinario. No solo sanó su condición física; restauró su identidad:
"Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: 'Mujer, quedas libre de tu enfermedad.'" - Lucas 13:12
Jesús la llamó "hija de Abraham", recordándole su relación de pacto con Dios. En ese momento, no solo fue físicamente enderezada, sino espiritualmente realineada con su verdadera identidad.
Escoge la vida
Dios siempre nos ha puesto frente a una elección fundamental:
"Hoy pongo al cielo y a la tierra como testigos contra ustedes de que he puesto delante de ustedes la vida y la muerte, la bendición y la maldición. ¡Escojan, pues, la vida, para que vivan ustedes y sus descendientes!" - Deuteronomio 30:19
Cuando enfrentamos bendición y maldición, vida y muerte, la instrucción de Dios es clara: ¡escoge la vida! ¡Escoge la bendición! Esto no es solo una sugerencia; es el camino para experimentar lo mejor de Dios en nuestras vidas.
Algunos pueden preguntar: "¿Por qué siempre te enfocas en las bendiciones y no en las maldiciones?" La respuesta es simple: leo mi porción de la Biblia. En Cristo, hemos heredado bendiciones, no maldiciones.
"Cristo nos redimió de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros... para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham llegara a los gentiles." - Gálatas 3:13-14
Participando en la vida divina
En lugar de regocijarse en la presencia de Dios, Adán y Eva eligieron la independencia. Desde el principio, siempre se ha tratado de elegir entre la vida y la muerte. La instrucción de Dios a Adán de comer del Árbol de la Vida sigue siendo aplicable hoy. Jesús murió en un árbol para que pudiéramos vivir, invitándonos a participar en Su vida divina.
Debemos declarar con valentía:
"Adoraré al Señor mi Dios, y solo a Él serviré. Escogeré la vida. Escogeré la sanidad. Escogeré la bendición. Confiaré en la identidad que Él me ha dado."
La misma identidad fue dada a Adán y Eva, pero cuando Satanás la cuestionó, ellos cayeron. Cuando Dios llamó a Jesús "Mi Hijo amado, en quien tengo complacencia", y el enemigo vino a probarlo, Jesús se mantuvo firme en Su identidad. Sabía quién era y se negó a comprometerse.
Permaneciendo en tu identidad
Cuando Jesús estuvo en el desierto, el enemigo probó Su identidad. Tres veces Satanás comenzó con "Si eres el Hijo de Dios..." intentando hacer que Jesús dudara de quién era. Pero Jesús se mantuvo firme en Su identidad, respondiendo con la verdad de la Palabra de Dios.
Satanás le ofreció a Jesús todos los reinos del mundo si se inclinaba y lo adoraba:
"Todo esto te daré," le dijo, "si te postras y me adoras." Jesús le dijo: "¡Vete, Satanás! Porque está escrito: 'Adora al Señor tu Dios, y sírvele solamente a Él.'" - Mateo 4:9-10
El enemigo quería que Jesús se inclinara, así como quería que la mujer en Lucas 13 permaneciera encorvada. Pero Jesús se negó a comprometerse. Sabía quién era y a quién servía.
La diferencia entre dos Adanes
En el Jardín del Edén, Dios le dio al primer Adán autoridad para gobernar sobre la creación. Fue creado a imagen de Dios, con la capacidad de elegir la vida. Pero cuando fue tentado, Adán no se mantuvo en su identidad.
Jesús, el último Adán, enfrentó una tentación similar pero respondió de manera diferente. Cuando Dios lo llamó "Mi Hijo amado, en quien tengo complacencia", Jesús se aferró a esa identidad. Cuando llegaron los desafíos, pruebas y tentaciones, Jesús permaneció fuerte porque sabía que era amado por Dios.
¿Ves la diferencia? El primer Adán cayó cuando su identidad fue cuestionada, pero el último Adán se mantuvo firme.
Luz en la oscuridad
A través de Cristo, ahora estamos reconectados con la presencia del Dios Trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Estamos rodeados y llenos de la presencia divina. Estamos conectados a la vida Zoe, la propia vida de Dios fluyendo a través de nosotros.
"El pueblo que habitaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en la tierra de sombra de muerte, una luz resplandeció." - Mateo 4:16
Esa luz vino a través de Jesús, y ahora tú y yo nos hemos convertido en la luz. Dondequiera que vayas, llevas iluminación a lugares oscuros. Cuando entras en regiones sombrías por la muerte, liberas vida porque llevas la presencia de Dios.
Cuando entiendes tu identidad en Cristo, sabiendo que eres el hijo amado de Dios en quien Él se complace, vencerás la oscuridad con la luz. Hablarás la Palabra de Dios sobre la enfermedad, y la luz brillará. Declararás las promesas de Dios sobre situaciones desesperadas, y la oscuridad huirá.
Conclusión
Hoy, abraza tu verdadera identidad como hijo de Dios. No estás destinado a estar encorvado por los desafíos de la vida, sino a estar de pie en la autoridad que Cristo te ha dado. Fuiste creado a imagen de Dios, ungido con Su Espíritu y bendecido con toda bendición espiritual.
Estás llamado a levantarte y brillar porque la gloria del Señor ha resplandecido sobre ti. Has sido transferido del reino de las tinieblas al reino de la luz. Estás posicionado para vencer, para ser la cabeza y no la cola, para subir y no bajar.
Recuerda, no eres quien el enemigo dice que eres. Eres quien Dios dice que eres: Su hijo amado, deleitado, empoderado y llamado a brillar Su luz en este mundo.
Reflexiona sobre esto
¿En qué áreas de tu vida has permitido que el enemigo te mantenga encorvado, y cómo puedes levantarte en tu identidad en Cristo hoy?
¿Cómo podría cambiar tu vida si eligieras constantemente enfocarte en las bendiciones de Dios en lugar de en las maldiciones o circunstancias negativas?
Oración
Padre, te agradezco porque soy Tu hijo amado en quien tienes complacencia. Declaro que no me inclinaré ante las tácticas del enemigo, sino que me mantendré firme en la identidad que me has dado. Hoy elijo la vida y la bendición. Soy la cabeza y no la cola, subo y no bajo. Tu luz brilla a través de mí, disipando la oscuridad dondequiera que voy. Estoy rodeado por Tu presencia—Padre, Hijo y Espíritu Santo—y conectado a Tu vida divina. Gracias porque levantas mi cabeza y me llenas de gloria. En el nombre de Jesús, Amén.
Puntos clave
El enemigo quiere mantenernos encorvados, pero Dios quiere levantarnos y restaurar nuestra verdadera identidad como Sus hijos.
Se nos ha dado una elección entre la vida y la muerte, la bendición y la maldición—Dios nos instruye a elegir la vida.
Jesús se mantuvo firme en Su identidad cuando fue tentado, mostrándonos cómo responder a los ataques del enemigo.
A través de Cristo, estamos conectados al Dios Trino y nos hemos convertido en portadores de Su luz en lugares oscuros.
Estamos llamados a levantarnos y brillar, manteniéndonos firmes en nuestra autoridad dada por Dios en lugar de inclinarnos ante las circunstancias.
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