Proclama Tu Victoria
- Henley Samuel

- Apr 27
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Abril 27, 2025

Hoy exploramos el poder transformador de nuestras palabras. Como creyentes, poseemos la extraordinaria capacidad de declarar las promesas de Dios sobre nuestras circunstancias. Esto no es pensamiento ilusorio; es comprender nuestra autoridad divina y asociarnos con Dios para ver Su voluntad manifestada en nuestras vidas.
La Rebelión del Pensamiento Erróneo
Nuestras mentes pueden convertirse en campos de batalla donde, sin saberlo, nos posicionamos en contra de lo mejor de Dios para nosotros. La Escritura revela:
Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado — Colosenses 1:21
Este versículo muestra que no fue Dios quien se distanció de nosotros. Más bien, nos convertimos en enemigos en nuestra propia mente, viviendo en las sombras de un pensamiento corrompido. Cuando nuestro pensamiento se rebela contra la verdad de Dios, creamos una separación autoimpuesta, viendo a Dios a través de lentes distorsionados como distante o poco dispuesto a actuar a nuestro favor.
De la Petición a la Declaración
Muchos se acercan a la oración como si presentaran una carta de solicitud a un político, con poca expectativa de resultados. Decimos: “Oramos por sanidad y lo dejamos a la voluntad de Dios”, como si la voluntad de Dios fuera que permanezcamos en sufrimiento.
La oración nunca fue diseñada para ser solo un formulario de petición. La verdadera oración es una declaración profética que habla las promesas establecidas de Dios sobre nuestras situaciones. Cuando Dios le mostró los huesos secos a Ezequiel, le instruyó que profetizara:
Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová. — Ezequiel 37:4
Dios puede hacer lo que quiera en este mundo, pero Él elige obrar a través de la declaración humana.
Tus Palabras Tienen Poder
La Escritura revela una verdad fundamental sobre la autoridad espiritual:
Los cielos son los cielos de Jehová;Y ha dado la tierra a los hijos de los hombres. — Salmo 115:16
Dios ha delegado la autoridad sobre la tierra a nosotros. Nos creó como “pequeños gobernantes” a Su imagen, confiándonos la responsabilidad de administrar la creación a través de nuestras palabras y acciones.
Todo en la creación responde a las palabras. Los científicos han realizado experimentos que muestran que las plantas responden de manera diferente cuando son bendecidas o maldecidas—aunque reciban el mismo cuidado físico, las plantas bendecidas prosperan mientras que las maldecidas se marchitan.
Habla a tu cuenta bancaria vacía: “En el nombre de Jesús, rebosarás de provisión.” Habla a los desafíos en tu salud: “Por Sus llagas, soy sanado.”
Tus declaraciones no son pensamientos ilusorios, son el ejercicio de la autoridad que Dios ya te ha dado.
La Gratitud Precede a la Manifestación
El tiempo de oración no es principalmente para presentar a Dios una lista de necesidades. Es para alabarle, agradecerle de antemano y declarar Sus promesas como ya cumplidas.
Cuando agradeces a Dios de antemano por lo que ha prometido, demuestras la forma más alta de fe.
En lugar de suplicar a Dios que actúe, le agradecemos que ya ha provisto la solución. No oramos: “Dios, por favor, sáname.” Declaramos: “Gracias, Señor, porque por Tus llagas soy sanado.”
Esto no es fingir, es profetizar. Es pararse en la realidad de lo que Dios ya ha establecido en el ámbito espiritual y llamarlo al mundo físico.
Conclusión
Tu situación hoy puede parecer un valle de huesos secos, pero se te ha dado autoridad para hablar vida. Las promesas de Dios son sí y amén en Cristo Jesús. Cuando alineas tus palabras con Su verdad, las montañas deben moverse, las circunstancias deben cambiar y las imposibilidades deben ceder.
No te distancies de Dios en tu mente a través del pensamiento erróneo. En cambio, acércate mediante declaraciones llenas de fe. Háblale a tus montañas. Profetiza a tus huesos secos. Declara las promesas de Dios sobre tu vida con confianza y expectativa.
Reflexiona sobre esto
¿Qué situaciones en tu vida necesitan declaraciones proféticas en lugar de oraciones preocupadas? ¿Cómo podría cambiar tu enfoque de la oración después de comprender esta verdad?
¿Dónde te has estado viendo como “distante de Dios” en tu pensamiento? ¿Cómo puedes realinear tu mente con la verdad de Su presencia y provisión?
Oración
Padre, te doy gracias porque no estoy distante de Ti, sino conectado a través de Cristo. Declaro que tus promesas son sí y amén en mi vida. Por Tus llagas, soy sanado. Mis necesidades están suplidas conforme a Tus riquezas en gloria. Las montañas se mueven a mi mandato porque me has dado autoridad. Te agradezco que lo que hablo en alineación con Tu Palabra debe cumplirse. Recibo la manifestación de Tus promesas ahora, en el nombre de Jesús.
Puntos Clave
Nos convertimos en enemigos de Dios en nuestra mente por el pensamiento erróneo, no porque Dios se distancie de nosotros.
La oración no es presentar peticiones con poca expectativa, sino declarar las promesas establecidas de Dios con confianza.
Dios ha dado autoridad a la humanidad en la tierra, eligiendo obrar a través de la declaración humana en lugar de actuar independientemente.
Todo en la creación responde a las palabras—habla vida a tus circunstancias, finanzas, salud y relaciones.
La gratitud y la declaración profética nos posicionan para recibir lo que Dios ya ha establecido.
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