Presencia Sobre la Pobreza
- Henley Samuel

- May 2
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Mayo 02, 2025

En el camino de la fe, a menudo enfrentamos una elección crucial: permanecer en la presencia del Padre o aventurarnos por nuestro propio camino. La meditación de hoy nos invita a explorar esta elección a través de la lente de una parábola familiar, revelando profundas verdades sobre la naturaleza de Dios y nuestra relación con Él.
La Casa del Padre
Todos conocemos la historia del hijo que pidió su herencia antes de tiempo, solo para desperdiciarla en una tierra lejana. Pero esta parábola no trata principalmente de un hijo descarriado, sino de un buen Padre cuyo amor trasciende nuestras malas decisiones.
El hijo menor se acercó a su padre con una petición audaz: “Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde”. En esencia, estaba diciendo: “Ya no quiero confiar en ti. No quiero esta relación. Quiero probar algo nuevo, lejos de tu presencia”.
Y, sorprendentemente, el padre concedió su petición. No porque el hijo lo mereciera, sino porque el padre respetó la libertad de su hijo para elegir, incluso cuando esa elección lo llevaría al dolor.
El hijo decidió deliberadamente alejarse del padre y reunió todo lo que tenía para emprender un viaje a un país lejano.
El Descenso a la Oscuridad
¿Qué sucede cuando elegimos distanciarnos de nuestro Padre Celestial? La parábola pinta un cuadro vívido:
“Después de gastarlo todo, sobrevino una gran hambre en aquella región, y él comenzó a pasar necesidad.”
Observa el contraste: en la casa de su padre había abundancia—prosperidad, plenitud, satisfacción. Pero lejos de la presencia de su padre, experimentó carencia, necesidad y, finalmente, desesperación.
Su vida descendió hasta encontrarse en un lugar inimaginable para un judío: alimentando cerdos, deseando comer su comida, pero sin recibir nada. Pagó un alto precio por una vida de bajo nivel.
“Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.” — Lucas 15:16
La Verdadera Naturaleza de la Pobreza
Esta parábola revela una verdad profunda: la pobreza no es simplemente la ausencia de dinero, es la ausencia de la presencia de Dios en nuestras vidas.
“porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” — Filipenses 2:13
Cuando permanecemos en la presencia de Dios, Él nos revitaliza continuamente, implantando en nosotros el deseo de hacer lo que le agrada. Nos da tanto el querer como el poder para cumplir Su propósito. Pero cuando elegimos distanciarnos, nos desconectamos de la fuente de los deseos piadosos y del poder divino.
Sin la presencia del Padre, nuestros deseos se vuelven más bajos, nuestra visión se vuelve más opaca y nuestras vidas se hacen más pequeñas. Nos conformamos con menos de lo que Dios tenía planeado para nosotros.
La Promesa de Restauración
Si hoy te sientes perdido en la oscuridad, si sientes que has vagado demasiado lejos de casa, hay buenas noticias. Nuestra historia no tiene que terminar en el chiquero.
Hay un Dios bueno que puede redimir lo que perdiste y restaurar tu vida.
No importa dónde estés, no importa cuán profunda sea la oscuridad, no importa cuán grave sea el problema, Dios puede rescatarte. Él es un buen Padre que se preocupa por ti, incluso cuando eliges no escucharle. Él sigue tocando la puerta de tu corazón, esperando pacientemente.
La Prosperidad de la Presencia
La verdadera prosperidad no se mide por la riqueza material, sino por la riqueza de la presencia de Dios en nuestras vidas. Cuando elegimos permanecer con Él, escuchar Su voz y seguir Su guía, experimentamos la abundancia que Él tenía planeada para nosotros.
En Su presencia hay plenitud de gozo. En Su presencia hay paz que sobrepasa todo entendimiento. En Su presencia hay sabiduría para navegar las complejidades de la vida.
Cuando estamos en la presencia de Dios, cuando elegimos escucharle, siempre hay prosperidad tocando a nuestra puerta.
Conclusión
La elección es nuestra cada día: ¿Permaneceremos en la casa del Padre, disfrutando de Su presencia y provisión? ¿O nos lanzaremos por nuestra cuenta, creyendo la mentira de que la independencia de Dios nos lleva a la libertad?
Recuerda, incluso en tu momento más oscuro, hay esperanza. Los brazos del Padre permanecen abiertos, listos para darte la bienvenida a casa. Su amor nunca falla, Sus misericordias son nuevas cada mañana y Su fidelidad es grande.
Reflexiona sobre esto
¿En qué áreas de tu vida has elegido la independencia de Dios en lugar de depender de Su guía y presencia?
¿Cómo cambiarían tus deseos y ambiciones si permitieras que Dios obre en ti “el querer y el hacer según Su buena voluntad”?
Oración
Padre, declaro que Tu presencia es mi mayor tesoro. Hoy elijo permanecer en Tu casa, bajo Tu cuidado y guía. Donde me he alejado, regreso a Ti. Donde he buscado satisfacción aparte de Ti, ahora busco Tu rostro. Gracias porque eres un buen Padre que nunca deja de buscarme. Tu presencia trae prosperidad a cada área de mi vida, no solo bendición material, sino la riqueza de propósito, paz y gozo que solo se encuentra en Ti. Soy Tu hijo amado, y en Tu presencia hay plenitud de gozo. En el Nombre de Jesús, Amén.
Puntos Clave
La verdadera pobreza no es la ausencia de dinero, sino la ausencia de la presencia de Dios en nuestras vidas.
En la presencia del Padre experimentamos abundancia, propósito y deseos piadosos.
Cuando elegimos la independencia de Dios, nuestras vidas caen en pobreza espiritual y deseos disminuidos.
Dios obra en nosotros para darnos tanto el deseo como el poder de hacer lo que le agrada.
No importa cuán lejos hayamos vagado, los brazos del Padre permanecen abiertos para darnos la bienvenida a casa.
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