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Pide Con Valentía

  • Writer: Henley Samuel
    Henley Samuel
  • Oct 6
  • 2 min read

Octubre 06, 2025

Man with sword
Entrenarse en la presencia de Dios nos prepara para enfrentar batallas con confianza en lugar de temor. 

Hoy, exploremos lo que significa pedir con valentía y confianza. Como hijos de Dios, a menudo limitamos nuestras peticiones a necesidades inmediatas y preocupaciones personales. Pero, ¿y si fuésemos llamados a pedir mucho más? ¿Y si nuestras oraciones pudieran impactar no solo a nuestras familias, sino también a naciones enteras? 

 

Nacidos para un Propósito Mayor 

Cuando comprendemos verdaderamente nuestra identidad, todo cambia. No somos simplemente seres humanos teniendo una experiencia espiritual; somos seres espirituales navegando una jornada humana. La Escritura revela esta profunda verdad: 

A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios, hijos nacidos no de descendencia natural, ni por decisión humana ni por voluntad de un esposo, sino nacidos de Dios. — Juan 1:12-13 

Este derecho divino de nacimiento nos concede acceso a nuestro Padre celestial de formas que rara vez comprendemos. No somos admiradores lejanos de Dios, somos Sus hijos amados. Esta relación transforma la manera en que nos acercamos a Él y lo que nos atrevemos a pedir. 

 

La Invitación a Pedir 

En los Salmos, encontramos una invitación extraordinaria que revela el corazón de Dios hacia Sus hijos: 

Proclamaré el decreto del Señor: Él me dijo: “Tú eres mi hijo; hoy yo te he engendrado. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra.”  — Salmos 2:7-8 

Observa la magnitud de lo que Dios nos invita a pedir: no solo provisión personal o bendiciones familiares, sino naciones como herencia. El Creador del universo nos anima a pensar más allá de nuestras circunstancias inmediatas y alinear nuestras peticiones con Sus propósitos del reino. 

 

Más allá de los Milagros hacia la Bendición 

Hay una distinción importante entre vivir de milagro en milagro y vivir en bendición continua. Los milagros son intervenciones maravillosas cuando llegamos a callejones sin salida, esos momentos en que Dios provee sobrenaturalmente lo que necesitamos desesperadamente. Como el maná en el desierto, los milagros nos sostienen en temporadas difíciles. 

Pero Dios desea más para nosotros que solo sobrevivir. Él promete una tierra que fluye leche y miel, un lugar de abundancia donde no solo recibimos bendición, sino que nos convertimos en canales de bendición para otros. 

Él adiestra mis manos para la batalla, y así mis brazos pueden tensar un arco de bronce.  — Salmo 18:34 

Este entrenamiento nos prepara no solo para superar nuestras batallas personales, sino para ayudar a otros a ganar las suyas. Cuando estamos equipados, podemos enfrentar desafíos con confianza en vez de temor. 

 

Convirtiéndonos en un Canal de Bendición 

El llamado más alto no es simplemente recibir de Dios, sino convertirnos en conductos de Su bondad para los demás. Como José, que pasó del pozo al palacio, nuestra elevación no es meramente para comodidad personal, sino para preservar muchas vidas. 

Cuando vivimos en bendición, podemos ser intencionales y estratégicos en lugar de reactivos. En vez de buscar constantemente la intervención divina para nosotros, nos convertimos en la respuesta a la oración de alguien más. Pasamos de “Dios, necesito un milagro” a “Dios, úsame para ser el milagro de alguien hoy.” 

Esto no significa que no enfrentaremos desafíos. Más bien, significa que los enfrentaremos con manos entrenadas y fe fortalecida, sabiendo que cada obstáculo es una oportunidad para demostrar el poder de Dios. 

 

Conclusión 

Hoy te animo a expandir lo que pides. Levanta tus ojos más allá de las necesidades inmediatas hacia las posibilidades del reino. Reconoce tu posición como hijo de Dios con acceso a los recursos del Padre. Comienza a entrenarte ahora en Su Palabra y Su presencia para estar preparado para batallas mayores y victorias más grandes. 

No te conformes con milagros ocasionales cuando Dios ofrece bendición continua. Posiciónate no solo para recibir, sino para convertirte en un canal de bendición para tu familia, comunidad e incluso naciones. 

 

Reflexiona en Esto 

  1. ¿Cómo cambiarían tus oraciones si realmente creyeras que naciste para impactar naciones? 

  2. ¿Cómo se vería en tus circunstancias actuales pasar de buscar milagros a vivir en bendición? 

 

Oración 

Padre, te agradezco por adoptarme en Tu familia. Me mantengo con confianza como Tu hijo, con pleno acceso a Tu presencia y provisión. Pido con valentía naciones como mi herencia —una influencia que vaya más allá de mi círculo inmediato para impactar comunidades y países para Tu gloria. Soy Tu canal de bendición en este mundo. Donde otros ven imposibilidades, yo declaro posibilidades del reino. Estoy entrenado para la batalla, equipado para la victoria, y posicionado para la abundancia, no solo para recibir sino para dar generosamente a otros. En el nombre de Jesús, Amén. 

 

Puntos Clave 

  • Como hijos de Dios, tenemos la autoridad de pedir con valentía naciones como nuestra herencia. 

  • Dios desea movernos de buscar milagros a vivir en bendición, de la mera supervivencia a la abundancia. 

  • Entrenarnos en la presencia de Dios nos prepara para enfrentar batallas con confianza en lugar de temor. 

  • Nuestra elevación nunca es solo para beneficio personal, sino para convertirnos en canales de bendición. 

  • Cuando entendemos nuestra verdadera identidad, oramos de manera diferente, con visión de reino y no solo de necesidad personal. 

 

Todo el contenido de este blog es propiedad de Henley Samuel Ministries. Para permisos o consultas sobre el uso de cualquier material, por favor contáctenos en contact@henleysamuel.org. 

 



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