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Más allá del punto

  • Writer: Henley Samuel
    Henley Samuel
  • Sep 24
  • 3 min read

Septiembre 24, 2025

A man praying
Encomienda tus caminos al Señor desde el principio, no solo cuando las situaciones se vuelven desesperadas.

Hoy exploraremos una verdad poderosa que puede transformar tu perspectiva sobre los desafíos de la vida. Cuando enfrentamos situaciones que parecen imposibles, a menudo nos enfocamos en lo que vemos, los hechos, en lugar de abrazar lo que Dios dice, la verdad. Esta meditación te ayudará a descubrir cómo moverte más allá del punto de la desesperación hacia un lugar de intervención divina. 

 

Cuando llega la crisis 

En Marcos 5, conocemos a Jairo, un dirigente de la sinagoga cuya hija estaba en el punto de la muerte. Su situación parecía desesperada, pero en lugar de rendirse a la desesperación, acudió a Jesús: 

"Mi hija pequeña está en el punto de la muerte. Te ruego que vengas y pongas las manos sobre ella para que sea sanada y viva." — Marcos 5:23 

Jairo nos enseña una lección profunda: en el punto de la muerte, no te rindas, entrega todo a Jesús. ¿Con qué frecuencia agotamos nuestros propios recursos, tratando de resolver problemas con sabiduría humana, solo para acercarnos a Dios cuando todo lo demás falla? 

La verdad es que no necesitamos esperar hasta que llegue la crisis. Toda situación, ya sea manejable o imposible, merece ser encomendada al Señor desde el principio. 

 

Encomienda tus caminos 

El salmista entendió este principio cuando escribió: 

"Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará." — Salmo 37:5 

Esto no es simplemente un buen consejo, es una promesa divina. Cuando rendimos nuestras circunstancias a Dios, Él no solo observa; Él actúa. Él interviene. Él transforma. 

Considera lo que Jairo sabía acerca de Jesús: creía que Jesús podía cambiar la muerte por vida, la enfermedad por salud. Este conocimiento impulsó su fe y lo llevó a buscar al Maestro incluso cuando todo parecía perdido. 

 

De crónico a sanado 

Mientras Jesús iba camino a la casa de Jairo, apareció otra persona desesperada, una mujer que había sufrido una hemorragia durante doce largos años. Su condición solo había empeorado a pesar de ver a muchos médicos y gastar todo lo que tenía. 

Su historia se parece a muchas de las nuestras. Quizá has estado luchando con una situación durante años: una condición de salud, una dificultad financiera, una relación rota. Has intentado todo, consultado expertos, agotado recursos, y aun así nada ha cambiado. De hecho, las cosas pueden haber empeorado. 

Pero aquí está la hermosa verdad: no importa cuánto tiempo hayas sufrido. Cuando te encuentras con Jesús, cuando crees en el Dios que cree en ti, todo puede cambiar de la noche a la mañana. 

 

Hechos vs. Verdad 

A menudo confundimos hechos con verdad. Los hechos nos dicen lo que está ocurriendo actualmente; la verdad revela lo que Dios dice acerca de nuestra situación. Los hechos pueden decir que estás enfermo, pero la verdad declara que la sanidad es tu herencia. Los hechos pueden señalar oscuridad, pero la verdad te recuerda que estás llamado a vivir en el Reino de la luz. 

Al orar por ti mismo o por otros, mira más allá de las circunstancias actuales hacia lo que promete la Palabra de Dios. Proclama esas promesas, decláralas sobre tu situación. La realidad actual puede no reflejar aún la Palabra de Dios, pero cuando crees, la Palabra eventualmente se manifestará, a veces de la noche a la mañana. 

 

Un testimonio poderoso 

Un testimonio poderoso de mi vida: fui repentinamente golpeado con síntomas severos, parálisis, incapacidad para hablar, lengua torcida. Tras ser llevado de urgencia a la sala de emergencias, los médicos diagnosticaron mal su condición, empeorándola. Su condición se deterioró hasta el punto en que los médicos le dijeron a su esposa que informara a los parientes, un pronóstico terminal. 

Imagina la devastación: una joven con un bebé de ocho meses a la que le dijeron que su esposo podría no sobrevivir. Sin embargo, Dios intervino. En el punto de la muerte, Dios se presentó y transformó una sentencia de muerte en un testimonio viviente. Hasta hoy estoy sano y compartiendo la asombrosa obra de Dios. 

 

La última palabra 

No permitas que el enemigo tenga la última palabra en tu situación. En lugar de eso, habla la Palabra de Dios y deja que sea la declaración final sobre tus circunstancias. No importa si estás en lo que parece el final; ese es precisamente el lugar donde Jesús comienza. 

Cuando acudes al Dios que redime, al Dios que salva, al Dios que creó los cielos y la tierra, tu Padre, todo puede cambiar de la noche a la mañana. Lo que parece ser un punto de muerte es en realidad un punto de vida, sanidad, bendición, favor, gracia y misericordia. 

 

Reflexiona sobre esto 

  1. ¿Qué situación en tu vida se siente como un "punto de muerte" donde necesitas rendirte completamente a Jesús en lugar de rendirte? 

  2. ¿Cómo puedes comenzar a hablar la verdad de Dios sobre tus circunstancias en vez de aceptar simplemente los hechos de tu situación actual? 

 

Oración 

Padre, te doy gracias porque Tú tienes la última palabra en mi vida y en mis circunstancias. Declaro vida sobre toda situación muerta porque Tú eres mi sanador y proveedor. Me rindo completamente a Ti, reconociendo que Tu nombre está sobre todo nombre, sobre todo diagnóstico, sobre todo problema que enfrento. Elijo creer Tu verdad en lugar de mis hechos, sabiendo que Tú puedes transformar mi situación de la noche a la mañana. Lo que parece mi final es en realidad Tu comienzo. En el nombre de Jesús, recibo Tu vida, sanidad, bendición, favor, gracia y misericordia hoy. En el nombre de Jesús, amén. 

 

Puntos clave 

  • En el punto de la crisis, no te rindas, entrégalo todo a Jesús. 

  • Encomienda tus caminos al Señor desde el principio, no solo cuando las situaciones se vuelven desesperadas. 

  • Dios se especializa en transformar muerte en vida y enfermedad en salud. 

  • Los hechos te dicen lo que es; la verdad te dice lo que Dios dice acerca de tu situación. 

  • No dejes que el enemigo tenga la última palabra; habla la Palabra de Dios como la declaración final sobre tus circunstancias. 

 

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