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La Promesa de la Abundancia: Accediendo al Inagotable Suministro de Dios

  • Writer: Henley Samuel
    Henley Samuel
  • Aug 25
  • 3 min read

10 de enero de 2025 

A Large Tree by the river
Arraigados en el amor de Dios, permaneceremos verdes y vibrantes.

¿Alguna vez te has sentido como un saltamontes, pequeño e insignificante frente a gigantes? ¿Has escuchado los susurros del miedo y la duda, permitiéndoles moldear tu realidad? Hoy meditaremos en un poderoso mensaje de Números 14 y Jeremías 17, explorando cómo una fe inquebrantable en las promesas de Dios puede transformar nuestra perspectiva y empoderarnos para vivir victoriosamente. Acompáñame mientras reflexionamos sobre la verdad inmutable de la Palabra de Dios y descubrimos cómo permanecer profundamente arraigados en Su amor, sin importar las tormentas que enfrentemos. 

 

El Corazón Cargado de Dios (Números 14:11) 

"Y el Señor dijo a Moisés: ‘¿Hasta cuándo me despreciará este pueblo? ¿Hasta cuándo no creerán en mí, a pesar de todas las señales milagrosas que he hecho entre ellos?’" (Números 14:11) 

Este versículo revela una verdad profunda: Dios, nuestro amoroso Padre, no es indiferente a nuestra incredulidad. Él desea profundamente una relación de confianza con nosotros, y cuando dudamos de Sus promesas y no confiamos en Su bondad, lo entristecemos. Piénsalo: los israelitas presenciaron milagros increíbles en Egipto y en el desierto, pero aún así lucharon por creer en la promesa de Dios de una tierra que fluye leche y miel. Su duda no solo les impidió experimentar la plenitud de las bendiciones de Dios, sino que también causó una carga en Su corazón. 

Aunque ahora estamos bajo el Nuevo Pacto, donde Jesús sacrificó Su propia vida por nuestros pecados, nuestra incredulidad aún afecta nuestra relación con nuestro Padre Celestial. Él anhela que caminemos en la plenitud de Sus bendiciones: sanidad, prosperidad, justicia y santidad. Sin embargo, estas bendiciones a menudo se ven obstaculizadas por nuestras propias creencias limitantes. 

"Ciertamente todos los hombres que han visto mi gloria y mis señales milagrosas que he realizado en Egipto y en el desierto, y que me han puesto a prueba estas diez veces y no han escuchado mi voz..." (Números 14:22) 

Este versículo nos desafía a considerar a quién estamos escuchando realmente. Cuando no priorizamos la voz de Dios – la voz de la verdad, el amor y la fidelidad inquebrantable – nos volvemos susceptibles a un sinfín de otras voces que compiten por nuestra atención. 

"A veces tu cuenta bancaria hablará… A veces, cuando vayas al médico, los informes médicos hablarán…" 

Estas voces, ya sean de nuestras finanzas, nuestra salud o el mundo que nos rodea, pueden ser increíblemente persuasivas. La voz de la escasez susurra: "Nunca tendrás suficiente". La voz del miedo advierte: "Algo terrible va a suceder". La voz del mundo declara: "Eres un fracaso". Estas voces, aunque aparentemente poderosas, no son la autoridad final en nuestras vidas. Debemos elegir activamente resistir estas influencias negativas y, en cambio, cultivar un oído discernidor que reconozca y priorice la voz de Dios. 

 

La Bendición de Confiar (Jeremías 17:7-8) 

"Bendito el hombre que confía en el Señor, y cuya esperanza es el Señor. Porque será como un árbol plantado junto a las aguas, que extiende sus raíces junto al río, y no temerá cuando venga el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se inquietará, ni dejará de dar fruto." (Jeremías 17:7-8) 

Este poderoso pasaje de Jeremías pinta una imagen vívida de la vida bendecida que espera a aquellos que eligen confiar en Dios. No se trata de una confianza pasiva o de un pensamiento ilusorio, sino de una dependencia activa e inquebrantable en Su Palabra. Es una creencia tan profundamente arraigada que permea cada aspecto de nuestro ser, influyendo en nuestros pensamientos, emociones y acciones. 

"Cree en la palabra, confía en la palabra y apóyate en la palabra." 

Nuestra esperanza y expectativa  deben estar ancladas en el Señor. Esto no es un optimismo ingenuo, sino una seguridad basada no en nuestras propias habilidades o circunstancias fluctuantes, sino en el carácter inmutable y la fidelidad de nuestro Dios. 

"Nuestra esperanza y expectativa confiada es el Señor… Somos los bendecidos." 

La analogía del árbol plantado junto al agua está llena de significado. Al igual que un árbol que extrae constantemente su alimento de una fuente de vida, nosotros también podemos prosperar, incluso cuando llega el "calor". El calor representa las inevitables pruebas, desafíos y dificultades que la vida nos presenta. Mientras otros pueden marchitarse y tambalearse bajo la presión, nosotros, arraigados en el amor de Dios, permaneceremos verdes y vibrantes, obteniendo fuerza y ​​resiliencia de nuestra profunda conexión con Él. 

"Cuando llegue el calor… No temeré… porque estoy arraigado en la palabra de Dios." 

Incluso en temporadas de "sequía" – esos tiempos de escasez, dificultades o incertidumbre – no estaremos ansiosos. La sequía simboliza esos períodos en los que los recursos parecen escasos, el futuro parece sombrío y el miedo amenaza con abrumarnos. Pero debido a que nuestra fuente de alimento no depende de circunstancias externas, sino del Agua Viva, Jesucristo, continuaremos dando fruto, sin importar lo que suceda a nuestro alrededor. 

"No estaré ansioso… No necesito estar ansioso porque estoy arraigado en la palabra de Dios… Confío en la sangre de Jesús." 

La sangre de Jesús representa el sacrificio supremo que nos ha limpiado del pecado y nos ha empoderado para vivir victoriosamente. Es a través de Su sacrificio que tenemos acceso a esta paz y confianza inquebrantables, incluso en medio de las tormentas de la vida. 


Conclusión: 

Confiar en las promesas de Dios es una decisión diaria. Es una elección para silenciar las voces del miedo y la duda y, en cambio, meditar en la verdad de Su Palabra. Al arraigarnos profundamente en Su amor, experimentaremos la vida bendecida que Él ha prometido: una vida de seguridad, alimento y abundante fructificación. 


Reflexiona sobre esto: 

  1. ¿Qué voces estás escuchando actualmente? ¿Están alineadas con las promesas de Dios para tu vida? 

  2. ¿Cómo puedes aplicar de manera práctica la analogía del árbol plantado junto al agua en tu vida diaria? 

 

Oración: 

Padre, te agradezco por tus promesas inquebrantables. Declaro que estoy arraigado en tu Palabra, y mi confianza está solo en ti. No temeré cuando llegue el calor, porque mis hojas permanecerán verdes y húmedas. No estaré ansioso en tiempos de sequía, porque seguiré dando fruto. Creo que eres mi proveedor, mi sanador y mi protector. Gracias por la vida abundante que me has dado a través de Jesucristo. Amén. 


Puntos Clave: 

  • Dios se siente cargado por nuestra incredulidad y anhela que confiemos en Sus promesas. 

  • Debemos resistir activamente las voces negativas del miedo, la duda y la escasez. 

  • La verdadera bendición proviene de confiar completamente en el Señor. 

  • Como un árbol plantado junto al agua, prosperaremos incluso en circunstancias desafiantes. 

  • Daremos fruto en cada temporada porque nuestra fuente es el Agua Viva, Jesucristo. 


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