Fe Sin Límites
- Henley Samuel
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07 de junio de 2025

Hoy, exploremos el poder de los deseos piadosos y las promesas que los acompañan. Cuando alineamos nuestro corazón con la Palabra de Dios, desbloqueamos un reino de posibilidades ilimitadas. La Biblia nos asegura que "los deseos de los justos serán concedidos". Esto no es solo una sugerencia, es una garantía divina para quienes caminan en justicia.
La Promesa de los Deseos Cumplidos
La Escritura hace una clara distinción entre aquellos cuyos deseos serán cumplidos y aquellos cuyos no lo serán. Proverbios nos dice:
El alma del perezoso desea, y nada alcanza; mas el alma de los diligentes será prosperada. — Proverbios 13:4
La diferencia es notable. El perezoso, que desea todo pero no actúa, termina sin nada. Pero para los justos y diligentes, los deseos se hacen realidad. No se trata de desear pasivamente; se trata de una fe activa combinada con deseos piadosos.
Cuando guardas la Palabra de Dios en tu corazón y la consideras tu mayor tesoro, comienzas a desear lo que Dios desea para ti. Como escribió David:
"En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti." — Salmo 119:11
Algunas traducciones lo expresan como: "Considero tu palabra mi mayor tesoro". Cuando la Palabra de Dios se convierte en tu tesoro, tus deseos se alinean con Su voluntad y la manifestación sigue.
Más Allá de las Limitaciones
Con demasiada frecuencia, ponemos límites a lo que Dios puede hacer en nuestras vidas. Miramos nuestras circunstancias, educación, finanzas, edad o situación actual y decidimos que ciertas cosas son imposibles. Pero Dios no está limitado por nuestras limitaciones.
El Salmo advierte contra esta mentalidad:
" Y volvían, y tentaban a Dios,Y provocaban al Santo de Israel." — Salmo 78:41
En algunas traducciones, este versículo dice que "limitaron al Santo de Israel" por su incredulidad. Cuando dudamos de la capacidad de Dios para cumplir Sus promesas, creamos límites innecesarios a Su obra en nuestras vidas.
Esperando Cosas Mayores
Jesús hizo una promesa extraordinaria en Juan:
"Cosas mayores que estas verás." — Juan 1:50
Esto no fue una declaración casual, fue una declaración divina. Observa que no dijo "quizás verás" o "podrías experimentar". Dijo "verás cosas mayores". La promesa es definitiva y certera.
Muchos creyentes cometen el error de conformarse en cierto nivel en su caminar espiritual. Llegan a una meseta y se sienten cómodos. Pero Jesús nos llama a esperar cosas mayores, no bendiciones ordinarias, no simples provisiones, sino manifestaciones extraordinarias de Su poder y bondad.
De la Tristeza al Gozo
En 1 Samuel 1, encontramos la historia de Ana, quien llegó al templo profundamente angustiada. Después de derramar su corazón ante Dios, el sacerdote Elí le dijo:
"Vete en paz, y el Dios de Israel te conceda la petición que le has hecho." — 1 Samuel 1:17
Lo que sucedió después revela el poder de la expectativa llena de fe:
"Y ella dijo: HalIe tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste." — 1 Samuel 1:18
Antes de ver cualquier evidencia física de la respuesta a su oración, el semblante de Ana cambió. Su rostro "no estuvo más triste" porque creyó que su petición había sido concedida. Esta es la esencia de la fe: estar seguros de lo que se espera y convencidos de lo que no se ve.
Atesorando la Palabra de Dios Sobre Todo
El rey David, quien poseía todos los tesoros del mundo como monarca, hizo una declaración profunda sobre lo que más valoraba. A pesar de tener riqueza, poder y fama a su disposición, declaró que la Palabra de Dios era su mayor tesoro.
Cuando adoptas esta perspectiva, tus deseos cambian de búsquedas mundanas a ambiciones piadosas. Comienzas a desear dones espirituales, sabiduría divina y el avance del Reino. Y estos deseos, nacidos de un corazón que atesora la Palabra de Dios, serán concedidos.
Conclusión
Hoy, toma la decisión de levantar tu rostro de la tristeza al gozo, tal como lo hizo Ana. Echa tus cargas sobre el Señor y confía en que Él ha escuchado tus peticiones. No limites al Santo de Israel con incredulidad, sino espera cosas mayores de las que jamás has experimentado.
Recuerda, los deseos de los justos serán concedidos. No por tus calificaciones o circunstancias, sino por la fidelidad de Aquel que lo prometió. Tu mayor tesoro no está en tu cuenta bancaria, educación o trabajo, sino en la Palabra de Dios y las posibilidades ilimitadas que contiene.
Reflexiona Sobre Esto
¿De qué manera podrías estar limitando a Dios por incredulidad en ciertas áreas de tu vida?
¿Qué cosas mayores está preparando Dios para que veas más allá de tus expectativas actuales?
Oración
Padre, te doy gracias porque soy justo por medio de Cristo, y mis deseos piadosos serán concedidos. Declaro que mi rostro ya no está triste porque confío en tus promesas. Me niego a limitarte por incredulidad. Espero cosas mayores de las que jamás he visto, sabiendo que eres fiel para cumplir tu Palabra. Atesoro tus promesas por encima de todas las posesiones terrenales, y camino en la certeza de que lo mejor está por venir. En el nombre de Jesús, Amén.
Puntos Clave
Los deseos de los justos serán concedidos, mientras que el perezoso desea pero no recibe nada.
No limites a Dios por incredulidad; Él obra más allá de las limitaciones y circunstancias humanas.
Jesús prometió que veríamos cosas mayores, no tal vez, sino definitivamente.
Como Ana, podemos salir de la oración con gozo, sabiendo que nuestras peticiones son concedidas antes de ver evidencia física.
Cuando la Palabra de Dios se convierte en tu mayor tesoro, tus deseos se alinean con Su voluntad y la manifestación sigue.
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