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Confianza Inquebrantable

  • Writer: Henley Samuel
    Henley Samuel
  • Oct 28
  • 3 min read

Octubre 28, 2025

Young Boy Praying
La sencilla oración "Señor, sálvame" demuestra nuestra confianza en la disposición y capacidad de Dios para intervenir en nuestra situación. 

Hoy, exploraremos cómo mantener nuestro enfoque en Jesús y en Su obra consumada transforma nuestras vidas. Cuando fijamos nuestros ojos en las promesas de Dios y no en nuestros problemas, nos posicionamos para recibir todo lo que Él ya ha provisto para nosotros. 

 

El poder de la atención enfocada 

Nuestro camino comienza con entender hacia dónde debe dirigirse nuestro enfoque. Como creyentes, estamos llamados a fijar nuestros ojos en Jesús y en lo que Él ha logrado, no en nuestras circunstancias. 

“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz, menospreciando el oprobio, y está sentado a la diestra del trono de Dios.” - Hebreos 12:1-2 

El mismo Jesús modeló esta atención enfocada. Aun mientras soportaba la cruz, no se concentró en Su sufrimiento presente, sino en lo que Su sacrificio lograría: nuestra reconciliación con el Padre. Este enfoque singular le permitió soportar un dolor inimaginable. 


El gozo del Señor como nuestra fortaleza 

En tiempos de desafío, encontramos aliento en las palabras de Nehemías al pueblo de Israel: 

“Luego les dijo: Id, comed grosuras, bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen nada preparado; porque día santo es a nuestro Señor; no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza.” - Nehemías 8:10 

El pueblo se regocijó porque entendió la Palabra de Dios. Aprehendieron las promesas y las aceptaron como verdad. Este entendimiento produjo gozo, y ese gozo se convirtió en su fortaleza. 

La clave de tu fortaleza está dentro de ti: es el gozo que proviene de confiar plenamente en Dios. 

Este gozo brota de saber quién eres en Cristo: el centro de la Trinidad, rodeado por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Es el gozo de saber que Dios se hizo hombre por ti, que Jesús rompió el poder de las tinieblas y de la muerte, que estás conectado con el Dios Todopoderoso, y que estás sentado con Él en los lugares celestiales. Cuando realmente entiendes estas verdades, te regocijas, y ese gozo produce fortaleza para tu cuerpo y tu alma. 

 

La lección de Pedro al caminar sobre el agua 

Considera la experiencia de Pedro cuando Jesús lo invitó a caminar sobre el agua: 

“Él dijo: ‘Ven’. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse dio voces, diciendo: ‘¡Señor, sálvame!’” - Mateo 14:29-30 

Mientras Pedro mantuvo sus ojos en Jesús, logró lo imposible. Pero cuando notó el viento, el miedo reemplazó a la fe y comenzó a hundirse. En el momento en que su enfoque se desplazó de Jesús a sus circunstancias, su milagro empezó a desvanecerse. 

Este patrón se repite en nuestras vidas. Inicialmente creemos las promesas de Dios, pero luego nos distraen las condiciones que empeoran, los informes médicos, las presiones financieras o los problemas familiares. Cuando nuestro enfoque se desplaza de las promesas de Dios a nuestros problemas, comenzamos a hundirnos. 

 

La voluntad de Dios de sanar 

Muchos creyentes, incluso aquellos con años de ministerio, oran: “Señor, si es Tu voluntad, sánalos”. Esta vacilación revela una distracción de la clara promesa de Dios. Dios ha declarado que es Su voluntad sanar a todos. 

“Por Sus llagas fuimos nosotros curados.” - Isaías 53:5 

Cuando alguien le preguntó a Jesús: “Si es Tu voluntad, sáname”, Jesús respondió: “Es Mi voluntad”. La voluntad de Dios de sanar no está en cuestión; está establecida en Su Palabra. La sanidad es tu herencia. No dejes de creer, aun cuando las circunstancias sugieran lo contrario. 

 

La simple oración de fe 

Cuando Pedro comenzó a hundirse, no oró: “Señor, si es Tu voluntad, sálvame”. Simplemente clamó: “¡Señor, sálvame!” Él sabía con certeza que era la voluntad de Dios salvarlo. 

“Jesús extendió al momento la mano, y asió de él.” - Mateo 14:31 

Esta simple oración de tres palabras demuestra una confianza completa en la disposición de Dios para ayudar. Nada puede ahogarte cuando clamas a Jesús. Su mano te sostendrá en cada problema. 

 

Tu voluntad importa 

Cuando se trata de la salvación, nadie dice: “Si es Tu voluntad, que yo sea salvo”. Entendemos la voluntad de Dios en esa área. Sin embargo, con la sanidad, la prosperidad y la plenitud emocional, a menudo cuestionamos Su voluntad. 

El problema no es la disposición de Dios, sino la tuya. ¿Estás dispuesto a rendirte y admitir que Dios puede hacer lo que prometió? ¿Estás dispuesto a cambiar la manera en que piensas acerca de Dios? ¿Estás dispuesto a orar como Pedro: “Señor, sálvame”? ¿Estás dispuesto a aceptar Su mano extendida? 

Dios no es un hombre para que mienta. Si Él ha dicho algo, tiene que suceder. 

 

Conclusión 

Dios siempre está dispuesto, siempre ama y siempre escucha. Su mano no se ha acortado para salvar. Está listo para extenderse hacia ti, tal como lo hizo con Pedro. La pregunta es: ¿mantendrás tu enfoque en Él y no en tus problemas? 

Tu cuerpo es templo del Dios viviente. Cuando Dios habita en ti, nada puede prevalecer contra ti. Nada roto, nada perdido, nada faltante. El poder de Su unción fluye desde la coronilla de tu cabeza hasta la planta de tus pies, trayendo sanidad a cada parte de tu ser. 

 

Medita en esto 

  1. ¿Qué distracciones han hecho que apartes tus ojos de Jesús y de Sus promesas en tu situación actual? 

  2. ¿Cómo puedes mantener, de manera práctica, tu enfoque en las promesas de Dios y no en tus problemas hoy? 

 

Oración 

Padre, te doy gracias porque siempre estás dispuesto, siempre amas y siempre escuchas. Hoy elijo enfocarme en Tus promesas y no en mis problemas. Me arrepiento por haber cuestionado Tu disposición para sanar, salvar y libertar. Declaro que nada puede distraerme de Tu verdad. Tu mano no se ha acortado para salvar, y con voluntad recibo Tu mano extendida en cada área de mi vida. Soy sano, soy completo, soy victorioso porque Tú moras en mí. En el nombre de Jesús, amén. 

 

Puntos clave 

  • El enfoque determina el resultado: mantener nuestros ojos en Jesús nos permite caminar por encima de nuestras circunstancias. 

  • El gozo del Señor se convierte en nuestra fuerza cuando entendemos y aceptamos Su Palabra. 

  • La voluntad de Dios de sanar está claramente establecida; nuestro papel es recibir sin dudar. 

  • Al enfrentar desafíos, la simple oración “Señor, sálvame” demuestra una confianza completa en la disposición de Dios para ayudar. 

  • Nuestros cuerpos son templos del Dios viviente; nada puede prevalecer contra lo que Dios ha establecido. 


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