Co-Crucificado con Cristo
- Henley Samuel

- Dec 6
- 2 min read
Diciembre 06, 2025

En esta meditación, exploraremos la profunda realidad de haber sido co-crucificados con Cristo y lo que significa vivir en comunión ininterrumpida con Dios. Esta verdad transformadora cambia no solo nuestro entendimiento, sino nuestra propia identidad.
Morimos con Cristo
Una de las verdades más transformadoras de la Escritura es que cuando Cristo murió, nosotros morimos con Él. Romanos 6 revela esta realidad:
“¿O no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que, como Cristo fue levantado de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.” - Romanos 6:3-4
Esto no es simplemente un lenguaje simbólico. Cuando Jesús fue crucificado, tú fuiste co-crucificado con Él. El pasaje continúa:
“Porque si nos hemos hecho una misma cosa con él por una muerte semejante a la suya, también lo seremos por una resurrección semejante, por una nueva vida vivida para Dios.” - Romanos 6:5
Nuestra vieja naturaleza fue crucificada con Cristo:
“Sabemos que nuestro viejo hombre no renovado fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado, que es el instrumento del pecado, sea destruido, hecho ineficaz e inactivo para el mal, a fin de que ya no sirvamos más al pecado como esclavos.” - Romanos 6:6
Esta co-crucifixión con Cristo significa que nuestra antigua identidad ha sido despojada de su poder para siempre. Ya no estamos definidos por el pecado ni por la separación de Dios.
Viviendo en Comunión Ininterrumpida
La culminación de la obra de Cristo en la cruz es nuestra relación restaurada con Dios. Romanos 6 continúa:
“Porque en cuanto murió, al pecado murió, terminando su relación con él de una vez para siempre; mas en cuanto vive, vive para Dios en comunión ininterrumpida con Él.” - Romanos 6:10
Y esta misma realidad se aplica a nosotros:
“Así también ustedes considérense muertos al pecado y a su relación con él quebrada, pero vivos para Dios, viviendo en comunión ininterrumpida con Él en Cristo Jesús.” - Romanos 6:11
¡Este es el corazón del evangelio: comunión ininterrumpida con Dios! La relación que fue fracturada en el Edén ha sido completamente restaurada por medio de Cristo. Ahora vivimos en continua comunión con la Trinidad, abrazados por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
De “Dios Mío” a “Padre”
En la cruz, Jesús experimentó algo que nunca antes había experimentado. A lo largo de Su ministerio, Él siempre se dirigió a Dios como “Padre”. Sin embargo, en Su momento más oscuro, clamó:
“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”
Esto no fue porque Dios realmente lo hubiera abandonado, sino porque Jesús estaba experimentando nuestra perspectiva de separación. Estaba viendo a Dios a través de nuestro lente caído, a través de la perspectiva de Adán.
Pero si miramos el Salmo 22, que Jesús estaba citando, vemos que no termina en abandono. Para cuando llegamos al versículo 24, el tono cambia dramáticamente:
“Porque no ha despreciado ni tenido en poco la aflicción del afligido; ni de Él ha escondido su rostro, sino que cuando clamó a Él, le oyó.” - Salmo 22:24
Jesús no permaneció en ese lugar de separación percibida. Antes de morir, Sus palabras finales fueron:
“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.”
Volvió a dirigirse a Dios como Padre, mostrándonos el camino de regreso a una relación íntima con Dios.
Dentro de la Trinidad
Por medio de la obra consumada de Cristo, ahora estamos posicionados dentro de la Trinidad. Imagina un triángulo con Dios Padre en la parte superior, Jesús en un lado y el Espíritu Santo en el otro. No estamos fuera de este triángulo mirando hacia adentro; estamos dentro, abrazados por las tres Personas de la Deidad.
Esto significa que estamos viviendo en el poderoso amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. No estamos separados ni distantes de Dios. Estamos en el centro de Su amor y de Su atención.
Conclusión
El Viernes Santo no es un día para la tristeza, sino para el gozo. Lo que sucedió en la cruz no se trató solo de que Jesús muriera por nosotros; se trató de que nosotros muriéramos con Él y resucitáramos a una vida nueva. Ahora tenemos comunión ininterrumpida con Dios.
Hoy, elige ver a Dios no a través de la perspectiva caída de Adán, sino a través del lente de la obra consumada de Cristo. No estás desamparado ni abandonado. Estás viviendo en comunión ininterrumpida con Dios, dentro del abrazo amoroso de la Trinidad.
Reflexiona en Esto
¿Cómo podría cambiar tu experiencia diaria si realmente vivieras desde la realidad de tu comunión ininterrumpida con Dios?
¿En qué áreas de tu vida necesitas pasar de ver a Dios como distante a reconocerlo como tu Padre amoroso, que siempre está presente?
Oración
Padre, te doy gracias porque, por medio de Jesús, ahora vivo en comunión ininterrumpida Contigo. Declaro que nada puede separarme de Tu amor. Ya no estoy definido por el pecado ni por la separación. Estoy definido por la justicia y por mi relación Contigo. Rechazo toda perspectiva que te vea como distante. Tú eres mi Padre, siempre presente, siempre amoroso. Recibo hoy la plenitud de mi posición en Cristo, abrazado dentro del amor de la Trinidad. En el nombre de Jesús, amén.
Puntos Clave
Cuando Jesús murió en la cruz, nosotros morimos con Él a nuestra vieja naturaleza pecaminosa.
Hemos resucitado con Cristo para andar en novedad de vida.
Ahora vivimos en comunión ininterrumpida con Dios por medio de Cristo.
Jesús experimentó nuestra perspectiva de separación para que nosotros pudiéramos experimentar Su perspectiva de comunión.
Ahora estamos posicionados dentro de la Trinidad, abrazados por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Todo el contenido de este blog es propiedad de Henley Samuel Ministries. Para permisos o consultas relacionadas con el uso de cualquier material, por favor contáctenos en contact@henleysamuel.org.




Comments