Abrazando la Naturaleza Justa Interior
- Henley Samuel

- Sep 1
- 3 min read
03 de marzo de 2025

Alégrate por la increíble noticia de que, como creyentes, ¡ya no estamos definidos por nuestros pecados pasados! Se nos ha dado un nuevo comienzo, una vida nueva llena de posibilidades gracias a la presencia del Espíritu Santo que mora en nosotros. Esta meditación profundiza en las implicaciones de esta realidad espiritual y cómo nos capacita para vivir victoriosamente.
El Espíritu que Mora en Nosotros: Una Señal de Pertenencia
El apóstol Pablo, en Romanos 8:9, proclama una verdad poderosa:
Romanos 8:9 (NVI): Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo.
Este pasaje de Romanos enfatiza el poder transformador del Espíritu Santo en la vida del creyente. Es importante entender que ya no estamos controlados por nuestra naturaleza pecaminosa, sino por el Espíritu de Dios. Esto no es algo que ganamos o logramos; es un regalo recibido por la fe en Jesucristo. Es un error pensar que debemos ser santos para recibir al Espíritu Santo. Por el contrario, es el Espíritu Santo quien nos hace santos. Él habita en nosotros, capacitándonos para vivir una vida agradable a Dios. La salvación es sencilla: cree en Jesús, confiésalo como Señor y recibirás el Espíritu Santo. Esta presencia interna no es opcional para el Cristiano; es la marca misma de pertenecer a Cristo. Arraígate en esta revelación, entendiendo que el Espíritu Santo no es una fuerza distante, sino una presencia constante dentro de nosotros, guiándonos, fortaleciéndonos y capacitándonos para vivir en santidad. Este Espíritu que mora en nosotros no es un privilegio reservado para unos pocos; es el derecho de nacimiento de todo creyente, la marca de pertenecer a la familia de Dios. Esta es la mentalidad, el fundamento de la fe, sobre el cual se construye una vida Cristiana victoriosa. Es comprender que ya no estamos definidos por nuestras debilidades o fracasos pasados, sino por el poder de Dios que reside en nosotros.
Los creyentes nacidos de nuevo y victoriosos poseen una mentalidad distinta: nacidos de Dios, ligados a Su pacto, reconocidos como Sus hijos y habitados por Su Espíritu.
Muertos al Pecado, Vivos en Cristo
Romanos 8:10 pinta un cuadro vívido de nuestra realidad espiritual:
"Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el espíritu vive a causa de la justicia."
Este versículo reconoce la tensión entre nuestros cuerpos físicos, aún sujetos a los efectos del pecado y, finalmente, a la muerte, y nuestros espíritus, que han sido vivificados por Cristo. Esta nueva naturaleza, nacida no del esfuerzo humano sino de la justicia de Dios, es la clave para liberarnos del poder del pecado. No se trata de esforzarnos más para ser mejor; se trata de reconocer el cambio fundamental que ha ocurrido en nuestro interior. Romanos 6:5-7 amplía esta transformación, explicando que nuestra unión con Cristo en Su muerte y resurrección significa una ruptura decisiva con el dominio del pecado. Así como Jesús murió y resucitó, nuestro viejo yo pecaminoso ha sido crucificado con Él, y hemos resucitado a una vida nueva. No es una muerte metafórica; es una realidad espiritual que nos libera de la esclavitud del pecado.
"Hemos sido transformados. La vieja vida de pecado ha quedado atrás, y por medio de la justicia, ahora vivimos empoderados por el Espíritu, expresando nuestra nueva naturaleza."
El Poder de la Resurrección en Nosotros
Romanos 8:11 revela la fuente de esta extraordinaria transformación:
"Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo Jesús de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes."
Este versículo revela que el mismo poder que venció la muerte, el poder que resucitó a Jesús de la tumba, ahora reside en nosotros. No es un poder inactivo; es una fuerza activa y vivificante que despierta nuestro espíritu, conectándonos con la vida divina de Jesús. Esta transformación no es solo un concepto teológico; es una realidad tangible y experiencial que nos cambia desde adentro hacia afuera. Efesios 2:1-3 describe la oscuridad de nuestro estado antes de la salvación, muertos en nuestros delitos y pecados, siguiendo los caminos del mundo y la influencia del diablo. Pero los versículos 4-6 iluminan el asombroso alcance del amor y la gracia de Dios. Aun cuando estábamos muertos en pecados, Dios, rico en misericordia, nos dio vida juntamente con Cristo. Nos resucitó con Él y nos sentó con Él en los lugares celestiales, una posición de autoridad y victoria. Esta es nuestra nueva realidad, nuestra verdadera identidad en Cristo.
Renovando Nuestra Mente: Abrazando Nuestra Nueva Identidad
Esta nueva naturaleza, este espíritu resucitado, requiere un cambio fundamental en nuestra manera de pensar. Así como necesitamos tiempo para adaptarnos a un nuevo teléfono, aprendiendo sus funciones, o para dominar una nueva habilidad mediante la práctica y la repetición, debemos entrenar intencionalmente nuestra mente para operar según nuestra nueva realidad espiritual. Ya no somos esclavos del pecado, atados a sus dictados y condenados por su culpa. Somos hijos de Dios, sentados con Cristo en lugares celestiales, herederos de Sus promesas y empoderados por Su Espíritu. Este entendimiento no es solo pensamiento positivo; es una verdad profunda que, al ser abrazada, transforma nuestras vidas. Nos capacita para vivir en victoria sobre el pecado, la enfermedad y cualquier otro desafío que enfrentemos. Nos permite experimentar la plenitud de las bendiciones de Dios y caminar en la vida abundante que Él ha prometido.
Tus pensamientos moldean tu realidad. Al abrazar tu identidad justa en Cristo, naturalmente producirás buenas obras, transformando tu vida.
Conclusión
Abraza la verdad de tu nueva identidad en Cristo. El Espíritu de Dios vive en ti, capacitándote para vencer el pecado, la enfermedad y la pobreza. Al renovar tu mente a esta realidad, caminarás en la plenitud de las bendiciones de Dios y experimentarás la vida abundante que Él ha prometido.
Reflexiona sobre esto
¿Cómo puedes cultivar activamente la conciencia de la presencia del Espíritu Santo en tu vida?
¿En qué áreas de tu vida necesitas renovar tu pensamiento para alinearte con tu nueva identidad en Cristo?
Oración
Padre, te doy gracias por el regalo de tu Espíritu Santo, que vive en mí. Declaro que mi vieja naturaleza pecaminosa está muerta, y ahora estoy vivo en Cristo. Estoy sentado con Él en lugares celestiales, y camino en victoria, salud y abundancia. Soy una nueva creación, empoderada por Tu Espíritu para vivir una vida que te glorifique.
Puntos Clave
Todo creyente nacido de nuevo posee el Espíritu Santo.
Nuestra vieja naturaleza pecaminosa está muerta, y tenemos una nueva naturaleza en Cristo.
El mismo poder de resurrección que levantó a Jesús vive en nosotros.
Debemos renovar nuestra mente para alinearnos con nuestra nueva identidad en Cristo.
Vivir en esta verdad nos capacita para experimentar la victoria en cada área de nuestra vida.
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