Abrazados por el Amor
- Henley Samuel

- May 7
- 3 min read
Mayo 07, 2025

Hoy, sumerjámonos en la profunda realidad del amor incondicional de Dios. Esto no es solo un concepto teológico para entender intelectualmente, es una verdad transformadora destinada a ser experimentada cada día. Al explorar la profundidad del amor divino, prepárate para que tu corazón vea a un Padre que te al solo mirarte, corre hacia ti y te abraza con una compasión que no conoce límites.
El Fundamento de Nuestro Pensamiento
Nuestros pensamientos moldean nuestra realidad, pero ¿qué moldea nuestros pensamientos? Entender quién es Dios y cuán profundamente nos ama forma la base de un pensamiento correcto. Así como solo dos de los doce espías enviados a explorar Canaán creyeron en las promesas de Dios, muchos de nosotros luchamos por comprender plenamente la magnitud del amor divino. Esto no es sorprendente: nunca hemos experimentado este tipo de amor en nuestras relaciones terrenales. Por eso debemos meditar continuamente en esta verdad hasta que transforme nuestra percepción.
Tu manera de pensar importa. Para pensar correctamente, necesitas saber quién es Dios y cuánto te ama; ahí es donde comienza el pensamiento correcto.
El Padre que Corre
En Lucas 15, Jesús cuenta la historia de un padre cuyo amor desafía las normas culturales y las expectativas humanas:
Entonces regresó a la casa de su padre, y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio llegar. Lleno de amor y de compasión, corrió hacia su hijo, lo abrazó y lo besó. - Lucas 15:20 (NTV)
Observa la respuesta del padre: no espera a que su hijo llegue hasta él. No exige primero una disculpa. En cambio, la compasión inunda su corazón y corre hacia su hijo descarriado. Esta no es la respuesta medida de alguien que protege su dignidad; es el amor desbordado de un padre cuyo corazón ha estado anhelando el reencuentro.
Cuando nos acercamos a Dios, lo primero que sucede no es una lección o una lista de requisitos, sino una sanidad emocional a través de Su abrazo. Así como una persona con el corazón roto necesita un abrazo antes que un consejo, nuestros corazones necesitan experimentar el abrazo de Dios antes de poder recibir Su dirección.
Amor Radical e Incondicional
El profeta Oseas ofrece quizás la imagen más sorprendente del amor de Dios en toda la Escritura:
“Entonces el Señor me dijo: Ve y ama otra vez a tu esposa, aun cuando ella comete adulterio con un amante. Esto ilustrará que el Señor aún ama a Israel, aunque se haya vuelto a otros dioses y le encante adorarlos.” - Oseas 3:1
Este mandato desafía la lógica humana y la respuesta natural. La esposa de Oseas, Gómer, lo había dejado por otro hombre, viviendo en adulterio. Sin embargo, Dios instruye a Oseas a recibirla de nuevo y amarla, no porque lo mereciera, sino como una demostración viva de cómo Dios ama a Su pueblo a pesar de su infidelidad espiritual.
Este es un amor extremo y radical que parece imposible según los estándares humanos. Cuando alguien nos traiciona, nuestra respuesta natural es el rechazo. Pero el amor de Dios opera en un plano completamente diferente.
Más Allá del Pecado hacia la Relación
¿Por qué vino Jesús a la tierra? La respuesta común es “para salvarnos del pecado”, lo cual es cierto. Pero hay un propósito más profundo: Él vino a revelarnos a un Padre amoroso.
El pecado era como un accidente que bloqueaba nuestro camino. El destino nunca fue la zona del accidente, el destino era conocer a nuestro Padre amoroso.
El pecado era el obstáculo que debía ser removido, pero la meta siempre fue la relación. Jesús no vino solo para mostrarnos a Dios como una deidad distante, sino para revelarlo como Abba, nuestro Padre amoroso que anhela la conexión con Sus hijos.
La Raíz del Pecado
¿Qué nos hace apartarnos de Dios? En el fondo, el pecado surge de no entender el amor y la bendición de Dios. El hijo pródigo se fue porque no comprendía el amor de su padre. Gómer dejó a Oseas porque no captó la profundidad de su devoción. Israel se volvió a otros dioses porque subestimó el amor de Yahvé.
Esto revela dos verdades vitales: primero, nunca debemos subestimar el amor de Dios, sino permanecer continuamente en Su presencia. Segundo, no importa cuán lejos hayamos caído o cuán oscura parezca nuestra situación, nunca estamos fuera del alcance de Su amor. Dios nos ama tal como somos, no como deberíamos ser.
Una Nueva Perspectiva
Cuando realmente entiendes que tu Padre es el Dios del universo, todo cambia: tus oraciones, tu perspectiva sobre los problemas, toda tu vida. No te acercas a las necesidades con desesperación, sino con confianza en los recursos de tu Padre y Su disposición para proveer.
Jesús modeló esto en Sus oraciones: “Padre, sé que me amas…” Su relación con el Padre era la base de Su confianza. Esta misma relación está disponible para nosotros.
Conclusión
El amor de Dios no se parece a nada que experimentemos en las relaciones humanas. Es incondicional, infalible e interminable. Este amor fue derramado en el Calvario y sigue fluyendo hacia nosotros cada día. Cuando realmente comprendemos este amor, todo comienza a funcionar de manera diferente: la sanidad fluye con mayor libertad, las bendiciones no se ven obstaculizadas y vivimos desde un lugar de seguridad en vez de esfuerzo.
Hoy, experimenta al Padre corriendo hacia ti. Siente Su abrazo sanando tu corazón. Reconoce que no importa dónde hayas estado o lo que hayas hecho, Su amor permanece constante. Vive en este amor, camina en este amor y, desde este fundamento, observa cómo cada área de tu vida es transformada.
Reflexiona sobre esto
¿En qué áreas de tu vida has estado subestimando el amor de Dios y cómo podría cambiar tu perspectiva si realmente creyeras en Su aceptación incondicional?
¿Cómo cambiaría tu manera de orar y enfrentar los desafíos diarios si vieras a Dios constantemente como tu Padre amoroso y no como una deidad distante?
Oración
Padre, declaro que Tu amor incondicional me rodea hoy. Soy Tu hijo amado y nada puede separarme de Tu amor. Recibo Tu abrazo que sana mis heridas emocionales y restaura lo que se había perdido. Me mantengo seguro en el conocimiento de que me ves, corres hacia mí y te deleitas en mí. Tu amor transforma mi manera de pensar y me capacita para vivir en victoria. Camino con la confianza de ser hijo del Dios del universo, sabiendo que Tus recursos están disponibles para mí. Gracias por amarme tal como soy, mientras me transformas en quien Tú me has creado para ser. En el nombre de Jesús, Amén.
Puntos Clave
Comprender el amor incondicional de Dios forma la base del pensamiento correcto y transforma toda nuestra perspectiva.
Cuando nos acercamos a Dios, Su primera respuesta es la sanidad emocional a través de Su abrazo, seguida de la restauración de lo perdido.
Jesús vino no solo para salvarnos del pecado, sino principalmente para revelarnos a Dios como nuestro Padre amoroso.
La raíz del pecado es no entender el amor y las bendiciones de Dios.
Cuando comprendemos que nuestro Padre es el Dios del universo, nuestra manera de orar y enfrentar los problemas cambia rotundamente.
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